Si alguna vez te ha picado la curiosidad por la ciudad más antigua del mundo, estás en el lugar correcto. Damasco, capital de Siria, combina ruinas antiguas con una vida urbana que sigue evolucionando. En este artículo te contaré, de forma sencilla, qué la hace especial, qué puedes ver y cómo moverte si decides visitarla.
Damasco nació hace más de 4.000 años, según los arqueólogos. Fue un cruce de caravanas, un punto de paso para el intercambio de mercancías y de ideas entre Asia, África y Europa. Durante el Imperio Romano, la ciudad se expandió y, más tarde, bajo los califas árabes, se convirtió en un centro cultural y religioso. Cada piedra cuenta una historia: desde los mosaicos bizantinos hasta las mezquitas otomanas.
Hoy en día, caminar por el casco antiguo, llamado «Al‑Haramiyeh», es como abrir un libro de historia viviente. No necesitas ser un experto para reconocer los rastros de cada época; basta con observar los callejones estrechos, los mercados aromáticos y los edificios de piedra que se alzan bajo el sol.
Lo primero que la mayoría de visitantes busca es la Mezquita de los Omeyas. Construida en el siglo VIII, es una de las estructuras islámicas más antiguas y su patio abierto invita a descansar mientras admiras los arcos decorados.
Otro sitio imperdible es el Souq Al‑Had, el mercado tradicional. Allí encontrarás especias, tejidos, joyería y el famoso damasceno, el acero que lleva el nombre de la ciudad. Regatear es parte del juego; no temas ofrecer un precio más bajo y verás cómo el vendedor responde con una sonrisa.
Para los amantes de la arquitectura, el Palacio Azem muestra la influencia otomana con sus patios internos y fuentes de mármol. Si buscas un momento más tranquilo, el Jardín de los Tres Templos ofrece sombra y vistas a la ciudad.
En cuanto a comida, la gastronomía damasquita es una mezcla de sabores intensos. Prueba el kibbeh (croquetas de carne y trigo), el fatteh (capa de pan, yogur y carne) y el postre llamado halawet al‑jeben, un dulce de queso que se derrite en la boca.
Para moverte, el transporte público es limitado, pero los taxis son abundantes y el costo es razonable. Si prefieres caminar, el centro es compacto y la mayoría de los atractivos están a pocos minutos a pie.
Finalmente, ten en cuenta la seguridad. Consulta siempre fuentes oficiales y sigue las recomendaciones locales. Con la información adecuada, tu visita puede ser segura y muy enriquecedora.
En resumen, Damasco es mucho más que una página de historia. Es una ciudad viva donde cada esquina tiene una historia que contar y cada sabor te invita a descubrir algo nuevo. Si planeas viajar, lleva calzado cómodo, abre la mente y prepárate para una experiencia inolvidable.
El presidente sirio Bashar al-Assad ha dejado Damasco tras el avance de los rebeldes, que han tomado Homs y se acercan a la capital. Mientras el aeropuerto colapsa, la población celebra su partida. La retirada de al-Assad sugiere un cambio significativo en la guerra en Siria.
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