Si alguna vez has notado picazón, enrojecimiento o una zona húmeda que no se cura, es posible que estés frente a una infección fúngica. Los hongos son organismos vivos que se encuentran en el aire, la tierra y, por supuesto, en nuestro cuerpo. Cuando el equilibrio se rompe, pueden multiplicarse y causar problemas. Aquí te explico de forma sencilla qué pasa, cómo detectarlo y qué puedes hacer al respecto.
Los factores que favorecen una infección fúngica son bastante comunes. La humedad es la principal aliada de los hongos; por eso aparecen en los pies, en la zona de la ingle o bajo los pliegues de la piel. El sudor excesivo, usar ropa ajustada o zapatos cerrados y no secarse bien después del baño son recetas para que los hongos se instalen.
Otro desencadenante importante es el sistema inmunológico debilitado. Personas con diabetes, VIH, o que toman corticoides pueden ser más vulnerables. Además, los antibióticos de amplio espectro matan bacterias buenas y dejan espacio libre para que los hongos crezcan.
Los síntomas varían según el tipo de hongo y la zona afectada. En la piel, lo típico es una zona rojiza, escamosa o con lesiones que pueden desprender una costra. En los pies, el pie de atleta se manifiesta con picazón entre los dedos y una descamación blanca. En las uñas, notarás un engrosamiento, cambio de color y fragilidad.
Si notas picazón persistente, manchas que no sanan o algún cambio inusual en uñas o piel, es momento de consultar a un profesional. Un diagnóstico rápido evita que la infección se extienda o cause complicaciones.
La prevención es mucho más fácil que el tratamiento. Mantén la piel limpia y seca, cambia los calcetines y ropa interior a diario y elige calzado que respire. En gimnasios o piscinas, usa sandalias para evitar el contacto directo con superficies húmedas.
Si ya tienes una infección, los tratamientos habituales son cremas o pomadas antifúngicas que se aplican topicamente. En casos más profundos o recurrentes, el médico puede recetar pastillas antifúngicas. Es clave seguir el tratamiento completo, aunque los síntomas desaparezcan antes.
Recuerda que cada cuerpo reacciona distinto. Si una crema no funciona en una semana, vuelve al médico para que te indique otra opción. No te automediques con productos caseros sin respaldo médico, porque podrías empeorar la situación.
En resumen, las infecciones fúngicas son comunes, pero fáciles de evitar y tratar si actúas a tiempo. Cuida tu higiene, presta atención a los primeros signos y busca ayuda profesional cuando sea necesario. Con estos pasos, podrás mantener la piel y las uñas sanas sin que los hongos se conviertan en un problema permanente.
Javier Acosta, un hombre colombiano de 36 años, contrajo la infección fúngica Candida auris durante unas vacaciones familiares en una piscina recreativa. Tras más de cinco años de sufrimiento y una deterioración severa de su salud, optó por recibir eutanasia. Su caso resalta la importancia de la higiene y la prevención en instalaciones públicas.
Leer más