Cuando escuchas el término valor de mercado, el precio estimado al que se podría vender un activo bajo condiciones normales de negociación, estás ante una pieza central de la economía y del deporte. También se le conoce como precio de mercado. Este concepto permite comparar la magnitud de una empresa, una organización que produce bienes o servicios y que se valora a través de sus acciones con la de un jugador de fútbol o de cualquier otro activo comerciable.
El valor de mercado se construye a partir de varios indicadores: la capitalización bursátil, el número de acciones en circulación y el precio actual de esas acciones. Por ejemplo, una compañía que tiene 10 millones de acciones y cada una cotiza a 50 CLP tendrá una capitalización de 500 millones de CLP, que representa su valor total en la bolsa. Esta cifra influye directamente en decisiones de inversión, ya que los analistas la usan para medir la salud financiera y el potencial de crecimiento. Además, en el mundo del deporte, el mismo cálculo se aplica al deporte, actividad física organizada que genera ingresos, derechos de transmisión y patrocinios y, sobre todo, al fútbol, el deporte más popular en América Latina, cuyos jugadores son valorados en millones por sus clubes. Así, el valor de mercado de un futbolista refleja su capacidad de generar ingresos a través de venta de camisetas, derechos de imagen y rendimiento en el campo.
Para calcular el valor de mercado de una acción, basta multiplicar el precio de la acción por el total de acciones emitidas. Sin embargo, ese precio no es estático; varía según la oferta y la demanda, los resultados financieros, los cambios regulatorios y la percepción del riesgo. En el caso de una compañía tecnológica emergente, una noticia sobre una nueva patente puede disparar su precio y, por ende, su valor de mercado. En contraste, un escándalo de corrupción en un club de fútbol puede desplomar el valor de mercado de sus jugadores, porque los patrocinadores y los compradores potenciales perciben mayor riesgo. Estas relaciones forman triples semánticos claves: “Valor de mercado incluye el precio de una acción”, “Valor de mercado influye en decisiones de inversión” y “Valor de mercado determina el costo de transferencia de jugadores”.
Otro factor decisivo es la liquidez del activo. Un título muy negociado en la bolsa tiende a tener un valor de mercado más estable que uno que se negocia poco, porque hay más compradores y vendedores dispuestos a aceptar precios cercanos al valor intrínseco. Lo mismo ocurre en el mercado de fichajes: un jugador con amplio historial en ligas internacionales será más líquido y, por tanto, su valor de mercado será más fácil de estimar. Además, la volatilidad macroeconómica, como la inflación o las fluctuaciones de la tasa de cambio, también altera la percepción del valor. Por eso es crucial seguir de cerca indicadores como el Índice de Precios al Consumidor (IPC) o el tipo de cambio peso‑dólar al evaluar el valor de mercado de una empresa exportadora.
En resumen, el valor de mercado no es una cifra aislada; conecta la bolsa, el mercado donde se compran y venden acciones y otros instrumentos financieros con la gestión de empresas, la inversión de los ahorradores y la valoración de atletas en el deporte. Cada artículo de la colección que sigue profundiza en un aspecto concreto: desde cómo los clubes sudamericanos calculan el valor de mercado de sus jugadores, hasta cómo los inversores chilenos analizan la capitalización de startups locales. Explora los ejemplos, descubre los métodos y lleva contigo una visión práctica que te ayude a interpretar cualquier cifra de valor de mercado que encuentres.
Universidad de Chile cuenta con tres jugadores que lideran la tasación en la liga chilena. Fabián Hormazábal y Lucas Cepeda lideran la lista, mientras que Lucas Assadi ocupa el tercer puesto. Los números provienen de un sitio estadístico especializado. Analizamos sus trayectorias, cifras y qué implica para el club.
Leer más