El domingo 14 de diciembre de 2025, José Antonio Kast se convirtió en el próximo presidente de Chile, derrotando con una victoria abrumadora a Jeannette Jara, candidata del Partido Comunista y exministra de Trabajo del gobierno de Gabriel Boric Font. Con el 99,9% de las mesas escrutadas por el Servicio Electoral de Chile (Servel), Kast obtuvo el 58,16% de los votos —más de dos millones de sufragios de diferencia— frente al 41,84% de Jara. La derrota no solo marcó un cambio de poder: fue la peor derrota electoral de la izquierda chilena desde el retorno a la democracia en 1990.
Un terremoto político que nadie esperaba
A las 20:15 horas locales, con apenas el 4,46% de las mesas contabilizadas, Kast ya lideraba con el 59,83% de los votos. Para cuando se alcanzó el 95% de escrutinio, la ventaja se había estabilizado en torno al 58,3% frente al 41,7%. Nadie en los centros de análisis lo previó. Mauricio Morales, analista político de Mega, lo llamó en directo «un verdadero terremoto para la izquierda y la centroizquierda chilena». Y no era exageración. Jara, que había ganado la primera vuelta con el 26,9% el 30 de noviembre, no logró consolidar el voto disidente. Según el estudio Decide Chile de Unholster, solo captó el 34% de los votos de Franco Parisi y el 25% de los de Evelyn Matthei. Eso no fue suficiente.
La base del gobierno de Boric, que había mantenido una aprobación constante del 30% durante cuatro años, apenas creció hasta el 41,84%. La izquierda no logró unificar a quienes rechazaban a Kast. Al contrario: muchos votantes que en 2021 habían apoyado a Boric por cansancio de la derecha, ahora lo rechazaron por desgaste, corrupción y una percepción de desgobierno. El mensaje de Jara —«trabajo, justicia social, dignidad»— no resonó. Mientras tanto, Kast, con su discurso de orden, seguridad y rechazo a lo que llamó «la revolución cultural», movilizó a una base que creció en número y pasión.
La sombra de Boric
El gobierno de Boric no solo fue víctima de su propia popularidad en caída: fue su peor aliado. Según Ex-Ante, la confrontación directa del presidente con Kast por cadena nacional —una estrategia pensada para deslegitimar al republicano— terminó por polarizar aún más y alienar a votantes moderados. «Molestó al comando oficialista», admitieron fuentes cercanas al gobierno. La idea era que Boric se convirtiera en el rostro de la resistencia, pero terminó siendo el símbolo de un fracaso colectivo.
El diario El País lo resumió con crudeza: «Kast llega a La Moneda como el primer pinochetista electo desde 1990». No por simpatía con la dictadura, sino por su discurso, su red de apoyo y su historia familiar. Su padre, José Kast, fue un inmigrante alemán que apoyó abiertamente a Augusto Pinochet. El propio Kast ha defendido la Constitución de 1980 y ha cuestionado las investigaciones sobre violaciones a los derechos humanos. Para muchos, no es un político nuevo: es un retorno a lo que la democracia chilena creía haber superado.
La izquierda en ruinas: ¿quién reconstruye?
La derrota no es solo de Jara. Es de toda la coalición. El Partido Socialista, el Partido Comunista, el Frente Amplio, el Partido Demócrata Cristiano… todos sufrieron pérdidas masivas. La izquierda chilena tiene ahora un vacío de liderazgo. En los últimos días, los nombres que surgen para reconstruir son: Jeannette Jara misma, la exministra de Gobierno Camila Vallejo, la exalcaldesa de Santiago Carolina Tohá, la senadora Yasna Provoste y la diputada Gael Yeomans. Pero nadie sabe si alguno de ellos tendrá el apoyo necesario.
En su discurso de derrota, pronunciado a las 23:50 horas en el Espacio Riesco, Jara dijo: «La democracia habló fuerte y claro. Nuestra democracia se fortalece cuando respetamos la voluntad ciudadana. En la derrota es donde más se aprende y donde más firme debe ser la convicción democrática». Fue una declaración elegante, pero también desesperada. No había celebración. Solo silencio. Y una pregunta que se repite en todos los partidos: ¿cómo se recupera algo que se ha roto tanto?
La transición y el futuro incierto
Gabriel Boric Font, nacido en Punta Arenas en 1986, felicitó a Kast horas después del cierre de las mesas. Ofreció su colaboración para una transición ordenada, que culminará el 11 de marzo de 2026. Pero también le advirtió: «Gobernar La Moneda es una soledad que no se entiende hasta que uno la vive». Esas palabras no eran solo un consejo. Eran un lamento.
Chile entrará en un nuevo ciclo con un presidente que promete cambios radicales: recortes al Estado, reforma tributaria para empresarios, endurecimiento de políticas de seguridad y una revisión de los acuerdos internacionales de derechos humanos. Mientras tanto, la izquierda se desmorona en debates internos. ¿Fue Boric demasiado idealista? ¿Demasiado lento? ¿O simplemente no tuvo el talento político para enfrentar a un adversario tan bien organizado?
Una cosa es segura: el Chile de 2026 no será el mismo que el de 2022. La izquierda perdió no solo una elección, sino la confianza de millones. Y reconstruirla no será cuestión de meses, sino de años.
Frequently Asked Questions
¿Por qué Jara no logró unir a los votantes de la izquierda?
Jara no logró consolidar el voto disidente porque no logró atraer suficientes votos de los candidatos eliminados en primera vuelta. Según el estudio Decide Chile, solo captó el 34% de los votos de Franco Parisi y el 25% de Evelyn Matthei. Además, su imagen como comunista generó recelo en votantes moderados que, aunque rechazaban a Kast, no confiaban en ella. La campaña no logró desligarse del desgaste del gobierno de Boric.
¿Qué significa que Kast sea el primer presidente de ultraderecha desde Pinochet?
Aunque Kast no fue parte de la dictadura, su ideología, su historia familiar y su discurso político lo vinculan directamente al legado de Augusto Pinochet. Defiende la Constitución de 1980, cuestiona las investigaciones por derechos humanos y promueve políticas de seguridad que recuerdan a los años 90. Su victoria representa el triunfo de una derecha radicalizada que, por primera vez desde 1990, gobierna sin el freno de la transición democrática.
¿Cómo afectará esto a los acuerdos internacionales de Chile?
Kast ha señalado que revisará tratados de derechos humanos y podría retirar a Chile de instancias como la Corte Interamericana de Derechos Humanos. También ha cuestionado acuerdos climáticos que considera restrictivos para la minería. Esto podría aislar a Chile en el escenario internacional, especialmente con Europa y América Latina, que ven en su victoria un retroceso democrático.
¿Cuál fue el papel de la campaña de Boric en la derrota de Jara?
La campaña de Boric fue contraproducente. Su confrontación directa con Kast por cadena nacional, pensada para deslegitimar al republicano, terminó por polarizar aún más y hacer que muchos votantes percibieran a Jara como una extensión de un gobierno impopular. Fuentes del propio comando oficialista admitieron que esa estrategia molestó a muchos miembros del equipo, que preferían centrarse en las políticas sociales, no en la personalidad de Kast.
¿Qué pasa ahora con la izquierda chilena?
La izquierda chilena enfrenta una crisis de identidad. Partidos como el PC, el PS y el Frente Amplio están divididos entre quienes quieren renovar su discurso y quienes defienden la línea tradicional. Las figuras como Camila Vallejo, Carolina Tohá o Yasna Provoste están siendo evaluadas, pero ninguna tiene aún el apoyo unánime. La reconstrucción tomará años, y el primer paso será aceptar que el modelo de Boric no funcionó.
¿Cuándo se realizará el traspaso de poder?
El traspaso de poder se realizará el 11 de marzo de 2026, tal como marca la Constitución chilena. Ese día, José Antonio Kast asumirá como presidente en el Palacio de La Moneda, en Santiago, ante una audiencia nacional y diplomática. Gabriel Boric, por su parte, dejará el cargo tras cuatro años de gobierno, con una aprobación final que se estima en torno al 28%, la más baja de un presidente electo democráticamente desde 1990.
1 Comentarios
cristian antonio lagos andino diciembre 15, 2025
Esta derrota no es solo de Jara, es de toda una generación que creyó que el cambio se hacía con discursos bonitos y memes en Instagram. Kast ganó porque ofreció algo que la izquierda olvidó: seguridad, orden y una identidad clara. No es que a todos nos guste, pero al menos sabés a qué atenerte. El miedo a la incertidumbre venció al idealismo vacío.
Y sí, Boric fue su peor aliado. No por malintencionado, sino por incapaz de leer el ambiente. Cuando la gente quiere pan, no le vendes pastel de chocolate con espinacas orgánicas.