El 25 de septiembre de 2025, el Estadio Francisco Sánchez Rumoroso recibirá a Alianza Lima frente a Universidad de Chile en la vuelta de los cuartos de final de la Copa Sudamericana 2025. El primer partido, jugado el 18 de septiembre en el Alejandro Villanueva, terminó sin goles, lo que deja todo el panorama en manos de los peruanos: cualquier victoria en Coquimbo los catapultará a semifinales, convirtiéndolos en el único representante peruano vivo en una competición internacional este año.
Esta eliminación temprana de los demás clubes peruanos ha generado críticas duras sobre la falta de rendimiento en el exterior. Sin embargo, el recorrido de Alianza Lima —que ha superado a rivales de mayor renombre en fases anteriores— ha renovado la esperanza de que el fútbol peruano pueda volver a brillar.
En medio de este contexto, la directiva del club ha anunciado una medida drástica: la convocatoria de una plantilla más reducida pero con jugadores que entrenaron intensamente durante la última semana. La idea es aportar frescura física y mental, evitando la carga acumulada de los partidos de liga y de la Copa Libertadores que el equipo también disputa.
El cuerpo técnico ha puesto el foco en la línea ofensiva. Se ha optado por dejar fuera a dos delanteros que mostraron desgaste tras los últimos encuentros de liga y, en su lugar, incluir a un joven promesa del equipo filial que ha brillado en los últimos entrenamientos. La expectativa es que su velocidad y hambre de demostrar su valía desestabilicen la defensa chilena.
Defensivamente, el entrenador ha reforzado la zona central con un veterano que regresa tras una lesión. Su experiencia en torneos continentales será clave para mantener la línea compacta y gestionar los momentos de presión que se esperan al jugar fuera de casa.
Además, la dirección ha decidido viajar a Coquimbo con una semana de antelación, permitiendo al plantel aclimatarse al clima costero y al terreno del estadio, que tiende a favorecer a los equipos que atacan con rapidez. Los jugadores también aprovecharán para entrenar en el campo de entrenamiento local, familiarizándose con la superficie y los ángulos de juego.
Fuera del terreno de juego, la decisión incluye un plan de motivación para la afición. Se lanzará una campaña en redes sociales llamada "#VamosAlianza", con videos de los jugadores enviando mensajes de aliento a los seguidores que viajarán a Chile. La intención es crear un vínculo emocional que trascienda la distancia y le dé al equipo una dosis extra de energía.
En el trasfondo de todo esto, la CONMEBOL ha generado incertidumbre al anunciar que Independiente de Avellaneda podría no disputar su partido por cuestiones disciplinarias. Si el club argentino fuera descalificado, el cuadro de cuartos cambiaría, pero Alianza Lima ha preferido no distraerse y concentrarse en su propio destino, que se decidirá en los 90 minutos.
Los expertos locales señalan que la presión es inmensa, pero también destacan que la mentalidad del equipo ha evolucionado. “Ya no jugamos por miedo a perder, sino por la convicción de que podemos ganarlo”, comentó el capitán del equipo en la rueda de prensa anterior al viaje.
En suma, la combinación de un plantel renovado, una preparación anticipada en Coquimbo y el impulso moral de la afición constituye la apuesta más arriesgada pero también la más prometedora que ha hecho Alianza Lima en esta campaña. El próximo martes, los blanquiazules tendrán la oportunidad de escribir una página nueva en la historia del fútbol peruano y, con suerte, acercarse al ansiado título continental.
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